Aquel era el primer jueves para los dos. Acababa de comenzar el año 2006 y se estrenaba calendario de actividades en la sección de montaña. Estaba un poco nerviosa pues hacía tiempo que no me relacionaba con tanta gente a la vez, pero quería retomar el monte que había abandonado durante el tiempo de crianza de mis hijos.
Desubicada.
Alguien puso en marcha la fotocopiadora, al mismo tiempo Toño entró por la puerta de la sala. Quiso la casualidad que el haz de luz de la máquina reflejase justo en sus ojos y que yo hiciese un giro brusco de la cabeza al escuchar el portazo. ¿Puede alguien enamorarse de un color? Nadie mas en el mundo tiene los ojos del color azul de Toño. Decidí, entonces ubicarme dentro de su mirada. Ya no estaba nerviosa, había encontrado mi sitio.
Toño no era un hombre de muchas palabras, pero me consta que no le molestó que montase mi campamento en su color azul. El día de nuestra primera excursión, reservó el asiento de al lado en el autobús para mi. Me llamó con un gesto, señalandome el sitio, le dí las gracias y me preguntó el nombre.
Toño sacaba el Heraldo de Aragón, lo apoyaba en nuestros cuatro muslos y me leía algún artículo que le llamase la atención mientras yo miraba su azul. Luego caminabamos juntos sin hablar demasiado pero sintiendonos ahí. A la vuelta solía quedarse dormido y yo custodiaba su azul, arropandolo. Si pasabamos por el pantano de Arguis, me las ingeniaba para despertarlo. Me encantaría saber escribir para poder describir con las palabras exactas lo que despertaba en mi, esas aguas reflejadas en los ojos de mi Toño.
Pero no se hacerlo, así que si algunas vez pasais por el pantano de Arguis...
La última excursión que hicimos juntos fue al pico Gratal, la ironía de la vida quiso que fuese esa y no otra nuestra última cima juntos, pues la ruta comienza en el pantano de Arguis. En esa ocasión Toño estaba charrín, me contó cosas y me preguntó cosas, por primera vez en tres años. No hablaba demasiado pero si le gustaba escribir y me escribía cartas, cartas escritas a mano con sello y todo, como antes.
La ultima carta que recibí de él desde Murcia decia: "A pesar de mis años, no me considero viejo. Pero si puedo decir que me gusta escribir. Hablé un poquito contigo subiendo a Guara. Me hubiera gustado hablar otro poquito contigo en al travesía a Lizara, pero no fuiste.¡Feliz Verano! Besitos, Toño". La carta lleva fecha de 2 días antes de su muerte. Un puto tumor cerebral del que era totalmente conocedor, lo venció finalmente.
El instante "fotocopiadora" me ubicó en su azul, en el momento en que lo necesité y lo ubicó a él en mi alegría en el momento en que lo necesitó.
Cada vez que paso por el pantano de Arguis busco sus ojos.